Cuando un bebé está amamantando entra dentro de la normalidad que emita esos gruñiditos. Estos sonidos pueden deberse a que el bebé está tomando mucha leche. Esto implica que la leche pasa muy rápido al sistema digestivo, generando un malestar en el bebé. En el momento de la lactancia también pueden gruñir para coger aire.
Este es el mayor motivo por el que se dan los gruñidos. Se da cuando los bebés están aprendiendo a defecar. Cuando el bebé hace esfuerzos para evacuar, emite esos gruñidos. Un signo que hay que tener presente es si durante la defecación el peque se pone rojo, podría indicar estreñimiento. Si el peque ya está tomando otros alimentos a parte de la lactancia, habría que revisar cuál de esos alimentos podrían estar causándole el estreñimiento.
Cualquier ruido que el bebé emita los gorjeos, balbuceo, risas y chillidos en una edad temprana, puede ser a modo de comunicación, y los gruñidos no son menos. Para los adultos no es tan fácil percibir si el bebé pretende comunicarse o está queriendo llamar la atención.
Los gruñidos pueden provocar un efecto parecido al de un bostezo, es decir, sirven para oxigenar los pulmones. Si os fijáis cuando un bebé gruñe cuando duerme inmediatamente después suele respirar en profundidad.
El gruñido asociado a que el bebé esté malito se puede apreciar rápidamente, no tiene nada que ver con lo explicado anteriormente. Son gruñidos que se dan de forma regular cada vez que respira, así estaría mostrando su malestar. Se mostrará angustiado, en este caso hay que ponerse en contacto con su pediatra.